Elementor #2286
PENSEMOS EN PRODUCCIÓN DUAL
¿No tenéis la sensación, cuando vais en ruta, que el silicio se está comiendo al campo? Un inmenso mar negro de miles de paneles solares…hasta el infinito. Y me pregunto, ¿y luego qué vamos a comer?
Al principio me parecía un buen estandarte de sostenibilidad, pero ahora me entran ciertas dudas si mover electrones es mejor negocio que producir alimentos.
Obviamente la energía renovable es necesaria, sobre todo si vamos a apagar las centrales nucleares, pero no hemos hecho muy bien los deberes en la tierra del “Sol” porque Alemania ya tiene una potencia instalada de más de 82 GW y aquí recién alcanzamos los 37 GW. Es cierto que hace 10 años rondábamos los 10 GW lo que parece razonable pensar que va en aumento la producción de energía fotovoltaica de manera importante en los próximos 5 años y, si crece, que sea de la mejor manera.
La energía fotovoltaica y la agricultura no son excluyentes, de hecho, existe una palabra para el uso dual de la tierra y el sol concebida en 1981 por Adolf Goetzberger y Armin Zastrow a la que llamaron “agrivoltaica”. Es un término al que nos debemos aferrar.
Conforme aumente la eficiencia de los paneles solares y el rendimiento de la producción de energía eléctrica por metro cuadrado, es factible que estas estructuras no solo viertan energía a la red general, sino que también sirvan para suministrar “electrones” destinado a la producción de alimentos y otras ventajas, colaterales.
En España existen algunos proyectos agrivoltaicos como sistemas intercalados o paneles elevados sobre cultivo y ganado, alguna que otra instalación en invernaderos y poco más. Soluciones de BayWa r.e, Statkraft, Iberdrola y Lightsource bp que han hecho punta de lanza. Si sumamos la potencia total de todas las instalaciones agrivoltaicas apenas suman 1,2 GW con 14 proyectos ocupando el 1% de las tierras disponibles para este tipo de infraestructuras. Europa supera los 15 GW con 200 proyectos según la última cumbre AGRIPV de Estrasburgo. ¿No habría que ser más ambiciosos?
Los beneficios de las instalaciones agrovoltaicas pueden no ser tan obvias como la mera producción de energía u optimización del terreno. La retención de humedad por sombreo es un factor para tener en cuenta como también la protección física de la plantación debajo de las estructuras. La diversificación de ingresos también puede ser una variable para considerar cuando se desarrolla un modelo dual de producción aumentando hasta un 30% el valor económico de la actividad.
También existen modelos híbridos de cultivo vertical en entornos cerrados de bajo consumo que pueden abastecerse de energía fotovoltaica con apenas una fracción de la planta de instalación fotovoltaica. La producción de plántulas en cultivo vertical en el mismo emplazamiento donde luego de trasplantarán a la tierra, es una práctica cada vez más habitual para ahorrar costes en el transporte de plantines, evitar patógenos y reducir la huella de carbono. Si la energía es renovable, el proyecto sale perfecto.
No hay duda alguna que el sector fotovoltaico está creciendo fuertemente y más crecerá en los próximos 10 años, al menos hasta que la fusión nuclear vuelva a cambiar la foto del sector energético, si es que lo llegamos a ver.
Mientras tanto, sí que es factible aprovechar lo que tenemos, la tierra y el Sol para integrar soluciones tecnológicas sostenibles, renovables y con recorrido económico a largo plazo. Cuando produzcamos energía y alimentos en un mismo espacio, volveré a mirar con otros ojos esos electrones que salen del campo español.
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